Un depósito de agua de lluvia puede revolucionar la vida

Cada uno de esos depósitos con muro, con forma de ánfora tiene un volumen de 1500 litros de agua de lluvia, que se recoge desde el techo de las casas. Un depósito abastece a varios hogares. Los miembros del hogar ayudan a construir las cisternas, trabajando ellos mismos o contribuyendo con material. La fase del proyecto se completa en cuatro meses.

Otra reunión, de un día de duración, con unas 50 personas se dedica a la sensibilización y al cuidado correcto del depósito. Se tratan temas como tratamiento del agua e higiene sanitaria (WASH). Se presentan diversos métodos de tratamiento del agua, como hervido, tratamiento con cloro (hipoclorito sódico) o el uso de filtros de arena. Los techos, de donde se recoge el agua tienen que estar limpios, los agujeros de las cisternas estar protegidos y las partículas gruesas que entran en el agua deben ser filtradas o extraídas por otro método.

«También aprendimos que ayudar a los más pobres de la comunidad a construir sistemas sanitarios y de agua sostenibles tienen un efecto de transformación», aclara Lydia Komuhangi, presidente de GWEFODE. «Y hablo de mucho más que las mejoras visibles en sanidad e higiene. La participación activa de las personas del lugar en nuestros proyectos aumenta la autoeficacia de la comunidad, que está orgullosa de poder satisfacer por sí misma sus necesidades primarias».

El proyecto le muestra a los participantes cuán importante es que las mujeres participen en las decisiones. Así se refuerza la conciencia de la propia efectividad y la comprensión de los derechos civiles. De ese modo, las mujeres y las familias podrán defenderse mejor por sí mismas y también configurar con más éxito el desarrollo de sus propias comunidades.